jueves, 17 de junio de 2010

"El Cártel de Sinaloa" Diego Enrique Osorno


"El Cártel de Sinaloa"

Una historia del uso político del narco.

Diego Enrique Osorno

El cronista y reportero del Diario Milenio, Diego Enrique Osorno apenas publicó el 6 de diciembre del 2009, "El Cártel de Sinaloa" de la editorial Grijalbo donde narra principalmente la siembra de drogas en Sinaloa.

En la primera parte el autor realiza una entrevista a Mauricio Fernández, quien habla de la presencia de narcos sinaloenses en el municipio más rico del país, San Pedro Garza García, del que es actualmente alcalde. La importancia radica en las recientes declaraciones de Mauricio donde declaró durante su toma de protesta una guerra frontal contra el crimen organizado, asegurando que aun fuera del límite de sus atribuciones como alcalde terminará con los secuestros, extorsiones y tráfico de drogas en su demarcación. “Sé que las atribuciones están muy claras en la Constitución, a mí me competen unas, al estado otras, a la Federación otras, yo simplemente les anuncio que me voy a tomar atribuciones que no tengo porque vamos a agarrar al toro por los cuernos”, advirtió.

Está también la opinión del comandante Ramiro, del Ejército Revolucionario del Pueblo Insurgente (ERPI), quien afirma que la estrategia de combate al narcotráfico por el gobierno federal es falsa. Están las voces de académicos como Luis Astorga autor del libro “El siglo de las drogas” y Froylán Enciso, quien escribe el prólogo del libro.

Otros materiales nos permiten conocer la migración china al estado en los años veinte; los chinos entran por los puertos de Mazatlán y Topolobampo y con ellos llega la costumbre de fumar opio. Son perseguidos como criminales y muchos son expulsados de Sinaloa, no tanto por su relación con la droga sino porque comienzan a representar una seria amenaza para los comerciantes locales. (Cabe mencionar que gran parte de la información fue retomada del libro “El siglo de las drogas”).

Asimismo narra un pasaje de la vida de Rodolfo Valdés, El Gitano, quien el 21 de febrero de 1944, durante el carnaval de Mazatlán, asesinó al gobernador Rodolfo T. Loaiza “con un tiro que le entró por la nuca y le salió entre los ojos”. Después de una breve temporada en la cárcel, quedó en libertad y se dedicó a la importación de cocaína colombiana, El Gitano es una leyenda en Sinaloa y un personaje mítico.

Félix Gallardo cuenta cómo en los años ochenta el negocio de las drogas era manejado por un solo grupo: el cártel de Sinaloa, que él dirigía. Tenía a los hermanos Arellano Félix en Tijuana, a los Carrillo Fuentes en Ciudad Juárez, al Chapo Guzmán en Mexicali, al Güero Palma en Guadalajara. Cuando Félix Gallardo es detenido, en marzo de 1987, Jesús Blancornelas, periodista y especialista en temas del narco, escribe que el llamado Jefe de Jefes hace un reparto de las plazas y de ahí surgen los otros cárteles. Se puede apreciar que Félix Gallardo dice que él no hizo ningún reparto, quien lo hizo fue Guillermo González Calderoni, subdirector de la Policía Judicial Federal y luego director de la División de Investigación contra el Narcotráfico durante el gobierno de Carlos Salinas de Gortari.

Para finalizar en el libro, el autor compara la política mediática de Carlos Salinas con la de Felipe Calderón porque, dice, ambos utilizan acciones mediáticas para legitimarse en el poder.

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